jueves, 29 de agosto de 2013

El portador de estrellas

Séptima parte:
Los ojos de Orión duplicaron su tamaño habitual, Lizzie no pudo menos que soltar una risita; el chico misterioso, seguro de sí mismo, que siempre parecía tenerla en sus redes, estaba mirándola totalmente atónito.
"Yo...Lizzie..."
"Por favor, cierra la boca, ya sabía que tus modales con las señoritas eran precarios, pero esto ya se pasa de lo tolerable" Dijo Lizzie, aprovechándose de su situación de ventaja. Realmente ella también estaba nerviosa, pero fingiría lo que hiciera falta sólo para poder disfrutar de la expresión del chico un instante más.
"No creo que sea una buena idea" dijo él, tras recomponer la compostura. Su rostro estaba serio cuando volvió a mirar a Lizzie a los ojos. Su determinación parecía tan fuerte que la chica sintió que se le encogía el corazón...tuvo que hacer un gigantesco esfuerzo para no llorar y aun así las lágrimas amenazaban con derramarse por sus húmedos ojos, nunca había experimentado tal dolor emocional, nunca había sido rechazada.
 "¿Por qué?" demandó ella, al borde de ahogarse por el nudo que crecía a medida que pasaban los segundos en su garganta. Por su cabeza pasaban las imágenes de las cientos de veces que jóvenes, y no tan jóvenes, habían intentado cortejarla...incluida la frase pronunciada en ésa misma habitación hacia unas horas...o un millón de años, estoy loco por ti.
"Porque ésta noche han cambiado demasiadas cosas...estas alterada y no sabes lo que dices" le aclaró él "si te besara ahora me odiarías mañana por aprovecharme de ti, y no podría soportarlo"
El oxígeno volvió a llenar los pulmones de Lizzie, Orión no se había cansado de ella, perdido el interés o dado por vencido debido a las declaraciones de Tomas. Simplemente no quería aprovecharse de ella.
"Has escogido un mal momento para ser caballeroso" dijo ella
"Alguna vez hay que empezar...creo que deberías descansar, las cosas mañana no serán fáciles, nos veremos a la noche si..."
"No me has dejado terminar" cortó ella "está muy bien eso de hacerse el caballero, pero debo recordarte algo" dijo ella, levantándose de la cama y aproximándose a él. Le daba igual si su camisón dejaba traslucir su cuerpo, es más, la idea de que él pudiera verlo...le gustaba. Era un pensamiento nuevo para ella, pero totalmente cierto. Él la miraba, esperando a que prosiguiera.
"¿Y bien?" dijo Orión, cuando su paciencia se hubo agotado.
"Cuando estuvimos solos en el jardín y dijiste que tenías que irte porque Tomas llegaba...yo te pedí que no lo hicieras"
Orión cogió una gran bocanada de aire antes de preguntar
"Lo sé...¿qué intentas decirme?"
"Que yo tampoco me he comportando como una señorita" dijo ella, apenas hubo terminado se puso de puntillas y rodeó el cuello del portador antes de besarle.
Al principio los labios de Orión permanecieron petrificados, pero ni todo el autocontrol ganado en su existencia podría haberle mantenido de esa manera más de unos segundos. Ambos se fundieron en un beso dulce, Lizzie no podía creer lo que sentía...¡cuántos años había tenido que esperar para esto!, entonces se dio cuenta de que probablemente su amante multiplicaría por mil esa demora, lo que le hizo querer darle más en compensación.
 El ritmo se aceleró, ambos jadeaban, las manos de Orión estaban tan fuertemente apretadas contra la parte trasera del camisón de la chica que ella pensó que lo iba a desagarrar, y no le importaba en absoluto. Lizzie movió una mano del cuello de él hacia su pecho y continuó bajando a sus caderas donde le apretó aún más contra ella. Orión gimió, pero no era en absoluto una queja.
Toc, toc
Ambos hicieron caso omiso del sonido, no parecía que hubiera forma de apagar su pasión.
"Lizzie, ¿puedo pasar?" dijo Tomas
Excepto que el otro pretendiente de Lizzie apareciera.
"Sé que es tarde, pero me gustaría hablar contigo sin mil ojos encima"
Lizzie y Orión se miraron contéstale artículo el chico.
"Tomas, es tarde, y...creo que he tenido demasiadas emociones por hoy" no pudo evitar una sonrisita al decir eso, la misma que se relejó en la cara del portador.
"Lo entiendo, pero...tenemos pendiente la respuesta a mi pregunta"
"Por todos los dioses, Lizzie" susurró Orión "o le echas ya o abro yo mismo la puerta y le digo que tienes compañía"
"Ni se te ocurra" le respondió ella en el mismo tono "Permíteme un momento Tomas, debo vestirme"
"Por supuesto" contestaró la voz al otro lado de la puerta
"¿Con que soy el único que puede ver ese bonito camisón?" dijo Orión, en un tono juguetón mientras alzaba una ceja.
"Tú, al balcón, YA" ordenó ella "y será mejor que nadie te vea ni te escuche" Una vez éste estuvo en su posición ella tomó una bata y abrió la puerta apenas unos centímetros.
"¿A qué te refieres, Tomas?" dijo ella, intentando no mirarle mal por su interrupción.
"Yo...entiendo que es tarde y que no es el momento de recordar... me refiero a que te pregunté si me permitirías...cortejarte" a medida que avanzaba su frase disminuía su volumen hasta casi lo inaudible.
"Tomas..." dijo ella sonrojándose "por...supuesto que sí...la idea del matrimonio ha sido precipitada para mí, quizá si pudiéramos conocernos más y dejar que pase un poco de tiempo la idea sea menos..." intentó buscar una palabra que reflejara lo que sentía sin herirle a él "aterradora"
"Lo entiendo y lo respeto" dijo él "así será, Lizzie. Me importas demasiado como para forzarte a un matrimonio que no te hará feliz" dijo él, acto seguido le dio un imprevisto beso en la mejilla "Buenas noches, Lizzie"
"Buenas noches...Tomas" dijo ella sobresaltada.
Cuando cerró la puerta le apreció estar introduciéndose en un mundo totalmente opuesto, un lugar irreal y mágico.
"Pues vaya, resulta que el chico tiene un poco de agallas" comentó Orión, refiriéndose al beso.
"No te metas con él" le dijo Lizzie.
"Está bien, está bien...por mí ese chiquillo puede darte todos los besitos que quiera, tú y yo sabemos quién te hace perder los modales" y le guiñó un ojo
"Eres un idiota"
"Puede ser...¿pero quieres saber una cosa?"
"Ilumíname" dijo ella, un poco cansada del exceso de ego de su acompañante.
"Soy tuyo, así que...soy tu idiota"

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