domingo, 6 de octubre de 2013

El portador de estrellas

Novena parte:
Tardó tres horas en llegar, los Rencs y Lizzie se encontraban reunidos en el salón cuando la carta notificando que Rose había sido encontrada fue entregada a Matthew. Junto con ella llegó otra, dirigida a "la futura Elizabeth Rencs", escrita por Edmund. A pesar de que todos se morían de curiosidad por averiguar su contenido, Lizzie decidió que ya había tenido suficientes emociones por esa tarde, y que lo más prudente sería abrirla en privado.
"Creo...que ha sido una jornada agotadora, y que todos deberíamos retirarnos a nuestras habitaciones" dijo el anfitrión. "Pero antes, Lizzie, me gustaría hablar contigo...a solas" Todos se retiraron, incluso los criados, a los que sólo les hizo falta una mirada para saber que podían recoger las tazas de té en cualquier otro momento.
"Lizzie, lamento mucho el comportamiento de Rose, espero que no pienses mal de los Dimmberg por este incidente" dijo, como tratando de buscar la palabra más suave para describir lo acontecido "Exigiré una disculpa formal por parte de Rose. Hasta que ésta se produzca, no mantendré ningún tipo de relación con la familia, ni siquiera comercial. Espero que veas que eso me costará dinero, pero creo que tu dignidad está por encima de cualquier precio...sin embargo, debo advertirte de una cosa. Puede que Tomas no quiera disgustarte de ningún modo y esa haya sido la razón por la que no lo ha mencionado, o quizá no entrevé las posibles intenciones de Edmund, pero yo sí lo hago, por eso me veo en la obligación de advertirte de que es muy retorcido y está acostumbrado a salirse con la suya. Tengo razones para pensar que su nueva fijación eres tú, así que yo tendría mucho cuidado, de todas formas sé que eres una chica lista y sabes quién te conviene"
Lizzie tragó saliva, aquello era una advertencia elegantemente adornada sabes quién te conviene, le estaba diciendo que no admitiría que ella le diera libertades a Edmund...como por ejemplo contestar a la carta que  ahora mismo reposaba entre el lazo y la tela de su vestido.
"Por supuesto que sé lo que me conviene, nunca despreciaría la tremenda amabilidad que ustedes han tenido conmigo. Si he soportado los comentarios de Edmund hoy se debe a que conozco la estrecha relación entre su familia y la de él, no quería causar ningún tipo de conflicto, tenga por seguro que no he tenido en cuenta, como tampoco los tendré en un futuro si continúan, ninguno de sus comentarios"
"Lo sé, Lizzie, sólo quiero protegerte"
"Y se lo agradezco Matthew"
"Retirémonos pues, es tarde"

Cuando Lizzie cerró la puerta de su habitación una voz la sobresaltó hablándole al oído.
"¿No sientes una tremenda curiosidad por esa carta?" le susurró Orión, Lizzie se dio la vuelta y le lanzó una mirada de odio.
"Buenas noches a ti también" dijo él como respuesta a dicha expresión.
"Buenas noches, y no, no siento ninguna curiosidad por lo que ese chico pueda decirme" dijo ella, apartándose de el y sentándose en la cama "Además, creo que lo más prudente sería alejarme de nuevos pretendientes mientras me hospedo en la casa del que, en teoría, será mi futuro marido, ¿no crees?"
"Oh..." dijo él, la miró con una expresión de tristeza tan intensa que hizo a Lizzie levantarse inmediatamente y acercarse a él, queriendo consolarla "¿quieres que me vaya?"
A Lizzie se le heló la sangre, de pronto entendió lo que había dicho, o más bien, lo que Orión podía haber entendido de sus palabras. No quería que se fuera pero, ¿acaso no le había dicho hacía un momento a Matthew que sabía con quién tenía que estar? Ella estaba vinculada a Tomas por contrato, como una mercancía que pasa de mercader a cliente. Era horrible, pero era su realidad, no era libre para amar, debía decirle a El Portador que se fuera antes de que ninguno de los dos se hiriera aún más. Abrió la boca, pero de ella no salieron las palabras...lo que si salieron fueron lágrimas de sus ojos...y un punzante dolor brotó de lo más profundo de su estómago.
"No" dijo, después de un rato, cuando supo que no podría decir otra cosa "No te vayas, no es justo para ninguno, pero quédate...aunque sea una noche más, no me dejes hoy, no me dejes dormir sola esta noche"
Orión cogió aire "Lizzie...no creo que lo más sensato en tu posición ahora mismo sea..."
"Sólo dormir" aclaró ella mientras hacia lo propio con sus ojos inundados "Anna solía quedarse conmigo las noches en las que tenía pesadillas...sé que hoy las tendré si no te quedas"
"Por supuesto, Lizzie" dijo él, sonriendo dulcemente "me quedaré contigo hasta que las luces del alba crucen el cielo...te daré cada segundo que pueda"
Y, después de que Lizzie se hubiera cambiado tras el biombo, ambos se acostaron acurrucados. La cabeza de Lizzie bajo el mentón de Orión, encajaban como un puzzle.
"¿Orión...?"
"¿Si, Liz?"
"¿Me despertarás antes de irte?"
"Será muy temprano, deberías dormir"
"Por favor..."
Silencio.
"Por favor" continuó ella "quisiera despedirme...prometo volver a dormir después"
"Está bien" cedió él "lo haré"
"Gracias"
Silencio.
"Orión...¿puedo preguntarte algo?"
"Claro, tenemos un trato, ¿recuerdas? Se supone que te lo tengo que contar todo mientras..." Él no terminó la frase, y ella tampoco tenía ganas de ponerle final.
"¿Alguna vez habías...compartido cama con alguien?" nada más decirlo, ella se dio cuenta del doble sentido que se podía encontrar en sus palabras.
"No...ésta es la primera"
"¿De verdad?" dijo ella asombrada "¿entonces nunca...?"
"¿Nunca qué, Liz?" dijo él, retándola a completar la frase.
"Ya sabes lo que quiero decir"
"No, no tengo ni idea" dijo él, con inocencia fingida.
"Olvídalo" dijo ella, disgustada.
"Oh vamos, sólo intentaba ver hasta qué punto eras una señorita" dijo él, al ver que ella no contestaba continuó "si tanto te interesa, no, nunca"
Ella se dio la vuelta "¿De verdad?"
"Sí"
"No me lo creo"
"¿Dudas de mi palabra, Liz?, ¿acaso debo dejar precipitarse las estrellas de nuevo?"
"No, es sólo que...tantos años y nunca..."
"Nunca había encontrado a nadie con quien me gustaría relacionarme de esa forma...hasta ahora" dijo, apretándola un poco más hacia sí. Ella se sonrojó "¿quisieras...conmigo?"
"Me gustaría, pero no sería prudente"
"Lo sé"
"¡Por una vez estamos de acuerdo! Empezaba a pensar que era imposible"
"Yo...yo también..." dijo ella apartando la mirada
"Vamos, Liz, no es para tanto, sé que no solemos estar de acuerdo pero era una broma eso de..."
"No me refería a eso" cortó ella
"Oh..." sus ojos se abrieron al máximo, la cogió por la barbilla y obligó a mirarla "Eso sólo me da una razón más para alejarme de ti
"
"¿POR QUÉ?" alzó la voz sin darse cuenta, el corazón le latía desbocado.
"Tranquila Lizzie" dijo él "es cierto que debería irme pero...no lo haré hasta que tú me lo pidas"
"¿Qué pasa si nunca te pido que lo hagas?"
"Tendrás que hacerlo, ni el mismo Tomas esperaría tanto"
Ella empezó a llorar. No quería, pero le fue imposible evitar que sus lágrimas rodaran por sus mejillas.
"¿Liz?, ¿qué pasa?" dijo él preocupado.
"¿Por que no puedo ser libre para casarme con quien quiera?, ¿Por qué deben elegir por mí?"
"Es injusto, pero es la realidad"
"No me gusta"
"Lo sé..."
"Quiero poder casarme con alguien a quien ame"
"Aprenderás a amar a Tomas"
"No puedo, mi corazón ya es tuyo" dijo ella, mirándole muy fijamente.
"Elizabeth..."
"Te amo" dijo ella "Es una locura, pero nunca he estado más segura de nada en mi vida"
"No te convengo, lo nuestro es...imposible" dijo él, y también había humedad en sus ojos
"Si de verdad creyeras eso no estarías aquí. Luchaste para que no le dijera que sí a Tomas, me ofreciste irme contigo en el jardín...aún sigues apostando por nosotros"
"No soy lo mejor para ti"
"¿Por qué todo el mundo elige por mí? quiero tomar mis propias decisiones"
"Puedes equivocarte"
"Serían mis errores, puedo vivir con eso"
"Conmigo sólo tendrías media vida"
"Es mejor que vivir una vida entera como presa del matrimonio"
"Lizzie..."
"Llévame contigo"
"No"
"Por favor...viajaremos con las estrellas"
"No quiero que vivas en la oscuridad de la noche"
"Es mi decisión, además...¿no me seguiste hasta la casa de los Rencs precisamente para convencerme de esto? Ya...¿ya no sientes lo mismo?"
"Mi amor por ti será eterno"
"Entonces vayámonos"
"Hoy no...prometo que si de aquí a un tiempo no cambias de parecer nos escaparemos, y Dioses, no hay nada que desee más que eso, lo prometo. Pero no quiero que te arrepientas."
"No lo haré"
"Entonces no tienes nada que perder por esperar un tiempo"


"Liz, despierta"
"¿Qué hora es? está oscuro" dijo ella, medio dormida aún. No sabía quién le había hablado.
"Sólo quedan un par de minutos para que comience el amanecer" dijo él, abrió los ojos y ahí estaba, a su lado...se había quedado toda la noche tal y como había prometido "Quería despedirme"
"Ojalá pudieras quedarte"
"Nada me gustaría más"
"Te veré esta noche"
"No lo dudes" dijo él, con una mirada intensa.
"Liz...yo...anoche no te lo dije pero...yo..." parecía perdido, estaba buscando las palabras adecuadas. Ella posó sus dedos en los labios de él.
"No hace falta que lo digas si no estás preparado"
"Te amo" dijo él en cuanto ella le permitió hablar "Es la primera vez que agradezco este castigo que se me ha impuesto, porque me ha permitido conocerte. Si sólo puedo pasarme una pequeña parte de mi existencia durmiendo a tu lado, para mí habrá merecido la pena todas las noches de vigilia"
Ella se quedó boquiabierta y él aprovechó para besarla. De pronto, Orión se quedó rígido.
"Debo irme" dijo él, dijo las palabras pero su mirada mostraba un conflicto interno.
"Debes irte" dijo ella. El alzó su mano hacia la cara de ella.
"Esta noche"
"Esta noche"

Minutos más tarde Lizzie se encontraba llorando contra la almohada. Había intentado esconder las lágrimas hasta que él se fuera, pero ahora no podía evitar añorarlo. Odio al Sol cada centímetro que su luz fue iluminando la habitación. Poco a poco empezaron a subir sonidos que indicaban que la actividad en la casa había comenzado. La chica sabía que apenas le quedaba una hora antes de que Beatrice tocara en su puerta. Se incorporó, cogiendo fuerzas para afrontar el día cuando se fijó en algo sobre la mesilla. La carta de Edmund Dimmberg.

No hay comentarios:

Publicar un comentario