Algunos creen que para ser ángel hay que ganarse las alas, otros que hay que llevar una vida sin lo que los humanos consideran “pecados”...yo sólo sé que un día me desperté y era así, alguien me explicó las reglas y no tuve que hacer nada para conseguirlo, pero realmente me pregunto si los humanos tienen fe ciega en las religiones que les prometen un cielo y una vida después de la muerte, o si es sólo una manera de quitarse el miedo ante lo que saben que tarde o temprano les pasará, su muerte.
De pronto se oye un ruido, que interrumpe el hilo de mis pensamientos, como siempre, Julius, con su permanente bromista estado de ánimo, aparece para estropearme mis únicos momentos de paz.
-¿Qué hay Gabriel?- dijo sentándose a mi lado en el filo de la azotea de el rascacielos.
-Hola Julius, ¿se puede saber qué te he hecho yo para que siempre que estoy meditando me interrumpas?- pregunté, sin ninguna esperanza de que se fuera.
-Bueno, he pensado que seguro que estás aquí sólo por una buena razón y quería averiguarla.
-Pues te equivocas- le corté- lo único que hago aquí es pensar y intentar comprender a esos de ahí abajo- dije señalando hacia abajo donde los peatones caminaban.
-La verdad, me pareces el ángel más frío y cortante de Londres- dijo como a broma esperando, quizás, que yo me riera. Al ver que yo volvía a concentrarme en la calle intentó de nuevo entablar conversación. - Y, bueno, ¿en qué piensas?
-Estaba pensando que el ser humano era la criatura más ingenua sobre la Tierra, pero me equivocaba, tú los superas a todos- aunque yo intentaba que se fuera enfadado, el sonrió.
-Vale, quizás tengas razón en eso- dijo todavía sonriendo- pero mejor iluso y con amigos que frío y solo.
-Al final fui yo quien, con un suspiro, se levantó y dio media vuelta. Esperaba a que para cuando él se hubiera dado la vuelta para seguirme yo ya estuviera en la otra punta de la ciudad.
me gustó eso de que ¨mejor iluso y con amigos que frío y solo¨...besos
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